Non-judgment

No juicio. La totalidad del entrenamiento mental está dirigido al deshacimiento de la mente enjuiciadora de la construcción del yo egoica. Al aprender que la percepción es inherentemente enjuiciadora, por lo tanto, se requiere una nueva percepción de todos y de todas las cosas si queremos ver verdaderamente y aprender a apreciar a nuestros hermanos como los santos y queridos Hijos de Dios.

 “No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas,” T-3.VI.3

 “¿Cómo podrías estimar la valía de aquel que te ofrece paz? ¿Qué otra cosa podrías desear, salvo lo que te ofrece?…Lo que se encuentra en él brillará con tal fulgor en tu agradecida visión, que simplemente lo amarás y te regocijarás. No se te ocurrirá juzgarlo, pues, ¿quién puede ver la faz de Cristo y aun así insistir en que juzgar tiene sentido? Pues esa insistencia es propia de aquellos que no ven. Puedes elegir ver o juzgar, pero nunca ambas cosas.” T.20.V.4 

 “Sin juicios, todas las cosas son igualmente aceptables, pues en tal caso, ¿quién podría juzgarlas? Sin juicios, todas las personas son hermanas, pues en ese caso, ¿quién se encontraría aparte?” M-4.III.1

“Es necesario que el maestro de Dios se dé cuenta, no de que no debe juzgar, sino de que no puede, Al renunciar a los juicios, renuncia simplemente a lo que nunca tuvo…Esto no es un sacrificio. Por el contrario, se pone en una posición en la que el juicio puede tener lugar a través de él en lugar de ser algo que él emite por su cuenta. Y este juicio no es ni “bueno” ni “malo”. Es el único juicio que existe, y es sólo uno: “El Hijo de Dios es inocente y el pecado no existe”. M-10.2