“Este curso nos fue enviado para allanar el sendero de la luz y enseñarnos, paso a paso, cómo regresar al eterno Ser que creíamos haber perdido.”
“El objetivo del plan de estudios, independientemente del maestro que elijas, es: “Conócete a ti mismo”. T-8.III.5
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El objetivo del plan de estudios, sin importar el maestro que elijas es “Conócete a ti mismo”. No hay nada más que buscar. Todos se buscan a sí mismo y por el poder y la gloria él cree que ha perdido.
La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto quiere decir que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que todos sus errores sanan mediante la Expiación. Al aceptar esto, tu mente sólo puede sanar.
El perdón es el objetivo final del plan de estudios. Allana el camino para todo lo que está más allá de todo aprendizaje…El perdón es su único objetivo…
No te olvides que la motivación de este curso es alcanzar y mantener el estado de paz. En este estado la mente se aquieta, y la condición en la que Dios es recordado se logra.
La salvación se detiene justo antes del Cielo, porque solamente la percepción necesita salvación. El Cielo nunca se perdió y no puede ser salvado. Sin embargo, ¿quién puede elegir entre el deseo por el Cielo y por el infierno a menos que reconozca que no son lo mismo? Esta diferencia es el objetivo de aprendizaje que este curso establece.
Si el propósito de este curso es ayudarte a recordar lo que eres, y si crees que lo que eres es temeroso, entonces no aprenderás este curso. Sin embargo, la razón de este curso es que no sabes quién eres.
El propósito de este curso es enseñarte que el ego es increíble y que siempre será increíble. Tú que fabricaste el ego al creer en lo increíble no puedes hacer sólo este juicio. Al aceptar la Expiación para ti mismo, estás decidiendo contra la creencia que puedes estar solo, y así desvaneces la idea de la separación y afirmas tu identificación verdadera con todo el Reino, como literalmente parte de ti.
Perdona el mundo, y comprenderás que todo lo que Dios creó no puede terminar, y que nada que Él no creó es real. Con esta frase se explica nuestro curso. Con esta frase se la da una dirección a nuestra práctica. Y con esta frase se especifica el plan de estudios completo del Espíritu Santo exactamente como es.
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Este es un Curso de Milagros. Es un curso obligatorio. Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, que es tu herencia natural.
Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos. Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
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- No hay grados de dificultad en los milagros. No hay ninguno que sea más “difícil” o más “grande” que otro. Todos son iguales. Todas las expresiones de amor son máximas.
- Los milagros—de por sí—no importan. Lo único que importa es su Fuente, la Cual está más allá de toda posible evaluación.
- Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro.
- Los milagros significan vida, y Dios es el Dador de la Vida. Su Voz te guiará muy concretamente. Se te dirá todo lo que necesites saber.
- Los milagros son hábitos y deben ser involuntarios. No deben controlarse conscientemente. Los milagros seleccionados conscientemente pueden proceder de un falso asesoramiento.
- Los milagros son naturales. Cuando no ocurren es que algo anda mal.
- Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesaria una purificación.
- Los milagros curan porque suplen una falta; los obran aquellos que temporalmente tienen más para aquellos que temporalmente tienen menos.
- Los milagros son una especie de intercambio. Como toda expresión de amor, que en el auténtico sentido de la palabra es siempre milagrosa, dicho intercambio invierte las leyes físicas. Brindan más amor tanto al que da como al que recibe.
- Cuando se obran milagros con vistas a hacer de ellos un espectáculo para atraer creyentes, es que no se ha comprendido su propósito.
- La oración es el vehículo de los milagros. Es el medio de comunicación entre lo creado y el Creador. Por medio de la oración se recibe amor y por medio de los milagros se expresa amor.
- Los milagros son pensamientos. Los pensamientos pueden representar el nivel inferior o corporal de experiencia; o el nivel superior o espiritual de experiencia. Uno de ellos da lugar a lo físico, el otro crea lo espiritual.
- Los milagros son a la vez comienzos y finales y, así, alteran el orden temporal. Son siempre afirmaciones de renacimiento, que parecen ir hacia atrás, pero que en realidad van hacia adelante. Cancelan el pasado en el presente y, de este modo, liberan el futuro.
- Los milagros dan fe de la verdad. Son convincentes porque proceden de la convicción. Sin convicción degeneran en magia, que es insensata y, por lo tanto, destructiva; o más bien, el uso no creativo de la mente.
- Todos los días deberían consagrarse a los milagros. El propósito del tiempo es capacitarte para que aprendas a usarlo de forma constructiva. El tiempo es, por lo tanto, un recurso de enseñanza y un medio para alcanzar un fin. El tiempo cesará cuando ya no sea útil para facilitar el aprendizaje.
- Los milagros son recursos de enseñanza para demostrar que dar es tan bienaventurado como recibir. Aumentan la fortaleza del que da y simultáneamente le dan fortaleza al que recibe.
- Los milagros transcienden el cuerpo. Son cambios súbitos al dominio de lo invisible, más allá del nivel corporal. Por eso es por lo que curan.
- El milagro es un servicio. Es el máximo servicio que le puedes prestar a otro. Es una manera de amar al prójimo como a ti mismo, en la que reconoces simultáneamente tu propia valía y la de él.
- Los milagros hacen que las mentes sean una en Dios. Se basan en la cooperación porque la Filiación es la suma de todo lo que Dios creó. Los milagros reflejan, por lo tanto, las leyes de la eternidad, no las del tiempo.
- Los milagros despiertan nuevamente la conciencia de que el Espíritu, no el cuerpo, es el altar de la verdad.Este reconocimiento es lo que le confiere al milagro su poder curativo.
- Los milagros son expresiones naturales de perdón. Por medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a otros.
- Los milagros se asocian con el miedo debido únicamente a la creencia de que la obscuridad tiene la capacidad de ocultar. Crees que lo que no puedes ver con los ojos del cuerpo no existe. Esta creencia te lleva a negar la visión espiritual.
- Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles en su debida perspectiva. Esto cura, ya que toda enfermedad es el resultado de una confusión de niveles.
- Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas y, por lo tanto, las puedes abolir. Tú mismo eres un milagro, capaz de crear a semejanza de tu Creador. Todo lo demás no es más que tu propia pesadilla y no existe. Sólo las creaciones de luz son reales.
- Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completada, es la Expiación. La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo.
- Los milagros representan tu liberación del miedo. ”Expiar” significa “des-hacer”. Des-hacer el miedo es un aspecto esencial del poder expiatorio de los milagros.
- Un milagro es una bendición universal de Dios a todos mis hermanos por mediación mía. Perdonar es el privilegio de los perdonados.
- Los milagros son un modo de liberarse del miedo. La revelación produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. Los milagros son, por lo tanto, un medio, y la revelación, un fin.
- Los milagros alaban a Dios a través de ti. Lo alaban al honrar a Sus Creaciones, afirmando así la perfección de las mismas. Curan porque niegan la identificación con el cuerpo y afirman la identificación con el Espíritu.
- Dado que los milagros reconocen el Espíritu, ajustan los niveles de percepción y los muestran en su debido lugar. Esto sitúa al Espíritu en el centro, desde donde se puede comunicar directamente.
- Los milagros deben inspirar gratitud, no reverencia. Debes dar gracias a Dios por lo que realmente eres. Los Hijos de Dios son santos, y los milagros honran su santidad, que ellos pueden ocultar, mas nunca perder.
- Yo inspiro todos los milagros, que en realidad son intercesiones. Interceden en favor de tu santidad y santifican tus percepciones. Al ubicarte más allá de las leyes físicas te elevan a la esfera del orden celestial. En ese orden tú eres perfecto.
- Los milagros te honran porque eres digno de ser amado. Desvanecen las ilusiones que albergas acerca de ti mismo y perciben la luz en ti. De esta forma, al liberarte de tus pesadillas, expían tus errores. Al liberar a tu mente de la prisión de tus ilusiones restauran la cordura en ti.
- Los milagros le devuelven a la mente su llenura. Al expiar su sensación de carencia establecen perfecta protección. La fortaleza del Espíritu no da cabida a intromisiones.
- Los milagros son expresiones de amor, pero puede que no siempre tengan efectos observables.
- Los milagros son ejemplos de un pensamiento recto, que armoniza tus percepciones con la verdad tal como Dios la creó.
- Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensamiento falso. Actúa como un catalizador, disolviendo la percepción errónea y reorganizándola debidamente. Esto te coloca bajo el principio de la Expiación, donde la percepción sana. Hasta que esto no ocurra no podrás conocer el Orden Divino.
- El Espíritu Santo es el mecanismo de los milagros. Él reconoce las Creaciones de Dios así como tus ilusiones. Separa lo verdadero de lo falso mediante Su capacidad para percibir totalmente en vez de selectivamente.
- El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identifica como falso o irreal. Esto es lo mismo que decir que al percibirse la luz, la obscuridad desaparece automáticamente.
- El milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano así como mi hermano también. Es una manera de percibir la marca universal de Dios.
- El contenido perceptual de los milagros es la plenitud. De ahí que puedan corregir o redimir la errada percepción de carencia.
- Uno de los mayores beneficios que se deriva de los milagros es su poder para liberarte de tu falso sentido de aislamiento, privación y carencia.
- Los milagros surgen de un estado mental milagroso o de un estado de estar listo para ellos.
- Los milagros son expresiones de una conciencia interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación.
- Un milagro nunca se pierde. Puede afectar a mucha gente que ni siquiera conoces y producir cambios inimaginables en situaciones de las que ni siquiera eres consciente.
- El Espíritu Santo es el medio de comunicación más elevado. Los milagros no entrañan ese tipo de comunicación, debido a que son medios de comunicación temporales. Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios.
- El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesidad del tiempo. Establece un intervalo temporal fuera de lo normal que no está sujeto a las leyes usuales del tiempo. En ese sentido es intemporal.
- El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposición para controlar el tiempo. Sólo la revelación lo transciende al no tener absolutamente nada que ver con el tiempo.
- El milagro no distingue entre diferentes grados de percepción errónea. Es un recurso para sanar la percepción que es eficaz independientemente del grado o dirección del error. En eso radica su verdadera imparcialidad.
- El milagro compara lo que tú has hecho con la Creación, aceptando como cierto lo que concuerda con Ella y rechazando como falso lo que no.
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Para que los ejercicios de este libro de ejercicios tengan sentido para ti es necesario disponer, como marco de referencia, de una base teórica como la que provee el texto. No obstante, es la práctica de los ejercicios lo que te permitirá alcanzar el objetivo del curso. Una mente sin entrenar no puede lograr nada. El propósito de este libro de ejercicios es entrenar tu mente a pensar según las líneas expuestas en el texto.
Los ejercicios son muy sencillos. No requieren mucho tiempo y no importa dónde se hagan. No exigen ninguna preparación. El período de entrenamiento dura un año. Las lecciones van numeradas de la 1 a la 365. No intentes hacer más de una lección con sus correspondientes ejercicios por día.
El libro de ejercicios está dividido en dos secciones principales. La primera está dedicada a anular la manera en que ahora ves, y la segunda, a adquirir una percepción verdadera. A excepción de las sesiones de repaso, los ejercicios diarios están planeados en torno a una idea central que se enuncia primero. A ésta le sigue una descripción de los procedimientos concretos mediante los cuales debe aplicarse la idea del día. El propósito del libro de ejercicios es entrenar la mente de forma sistemática para tener una percepción diferente de todo el mundo y de todas las cosas. Los ejercicios están diseñados para ayudarte a generalizar las lecciones, de manera que puedas comprender que cada una de ellas es igualmente aplicable a todo el mundo y a todo lo que ves.
La transferencia del entrenamiento para adquirir una percepción verdadera no procede del mismo modo en que procede la transferencia del entrenamiento del mundo. Si se ha logrado una percepción verdadera en conexión con una persona, situación o acontecimiento, la transferencia total a todo el mundo y a todas las cosas es inevitable. Por otro lado, una sola cosa que se excluya de la percepción verdadera imposibilita sus logros en cualquier parte.
Así pues, las únicas reglas generales a observar a lo largo de todo el entrenamiento son: Primera, los ejercicios deben practicarse con gran precisión, tal como se indique. Esto te ayudará a generalizar las ideas en cuestión a toda situación en la que te encuentres, así como a todas las cosas y personas involucradas en ella. Segunda, asegúrate de no decidir por tu cuenta que hay ciertas personas, situaciones o cosas a las que estas ideas no son aplicables. Eso interferiría en la transferencia del entrenamiento. La naturaleza misma de la percepción verdadera es que no tiene límites. Es lo opuesto a la manera en que ves las cosas ahora. El objetivo general de los ejercicios es incrementar tu capacidad de ampliar las ideas que estarás practicando de modo que lo incluyan todo. Esto no requiere ningún esfuerzo por tu parte. Los ejercicios reúnen en sí mismos las condiciones necesarias para este tipo de transferencia.
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El mundo que ves no es más que la ilusión de un mundo. Dios no lo creó, ya que lo que Él crea tiene que ser tan eterno como Él.
Los ojos del cuerpo no son, por lo tanto, el medio a través del cual se puede ver el mundo real, pues las ilusiones que contemplan sólo pueden conducir a más ilusiones de la realidad. Y eso es lo que hacen. Pues todo lo que los ojos del cuerpo ven, no sólo no ha de durar, sino que además suscita pensamientos de pecado y culpabilidad. Todo lo que Dios creó, por otra parte, está por siempre libre de pecado y, por ende, por siempre libre de culpa.
La única corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. Ésta no perdurará. Pero mientras dure, su propósito será sanar. La percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos. La percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. Y esto es lo que la percepción verdadera ve.
El mundo se yergue como un sólido muro ante la faz de Cristo. Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría permanecer más de un instante. Y por fin se ve como lo que es. Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio vacío que ha sido despejado y preparado. Donde antes se percibía destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el tiempo acaba para siempre y el mundo queda olvidado, según se disuelve en la nada de donde provino.
Un mundo perdonado no puede perdurar. Era la morada de los cuerpos. Pero el perdón mira más allá de ellos. En eso radica su santidad; así es como sana. El mundo de los cuerpos es el mundo del pecado, pues sólo si el cuerpo existiera sería posible el pecado. El pecado acarrea culpa, tan irremediablemente como el perdón acaba con ella. Y una vez que ha desaparecido todo rastro de culpa, ¿qué queda que pueda seguir manteniendo al mundo separado y fijo en su lugar? Pues la idea de lugar habrá desaparecido también, junto con el tiempo. El cuerpo es lo único que hace que el mundo parezca real, pues al ser algo separado no puede permanecer donde la separación es imposible. El perdón prueba que es imposible porque no ve el cuerpo. Y lo que entonces pasas por alto deja de ser comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia.
Éste es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve dentro, y ahí el perdón deja que desaparezca. Ahí se establece el altar al Hijo y ahí se recuerda a su Padre. Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar. Lo que se ve como que está fuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ¿Qué esperanza puede haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ¿Qué remedio puede haber para la culpabilidad? Mas al ver a la culpabilidad y al perdón dentro de tu mente, éstos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del otro, ante un solo altar. Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio se unen en un destello de luz sanadora. Dios ha venido a reclamar lo que es Suyo. El perdón se ha consumado.
Y ahora, el Conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su Reino. Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. Dios sabe que ese altar es Suyo, así como de Su Hijo. Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el último instante de tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada ni creencia en el pecado, ni paredes ni cuerpos. Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre.
¡Oh, hermanos míos, si tan sólo supierais cuánta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con Él en Su altar! Santificado sea vuestro Nombre y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. Ahí Él se inclina para elevaros hasta Él, liberándoos de las ilusiones para llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad; liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor.
Clarificación de Términos. 4. Percepción Verdadero- Conocimiento
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El milagro es un servicio. Es el máximo servicio que le puedes prestar a otro. Es una manera de amar al prójimo como a ti mismo, en la que reconoces simultáneamente tu propia valía y la de él. T.1.I.18
Un maestro de Dios es todo aquel que decide serlo. Sus atributos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás…Los maestros de Dios proceden de todas partes del mundo y de todas las religiones, aunque no pertenecen a ninguna religión. Son los que han respondido. La llamada es universal, y está activa en todo momento y en todas partes. Dicha Llamada invoca a los maestros a que hablen en favor de Ella y que rediman el mundo…Su función es ahorrar tiempo.
Su tema central es siempre: “El Hijo de Dios es inocente, y en su inocencia radica su salvación”…No importa lo que el maestro haya sido antes de oír la Llamada, al responder se ha convertido en un salvador. Ha visto a alguien más como a sí mismo. Ha encontrado, por lo tanto, su propia salvación y la salvación del mundo. Con su renacer renace el mundo. M.1.3
Para que el maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea Él Quien juzgue cuál debe ser su respuesta. De este modo, el maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. La única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. Cuando se haya alcanzado, el maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. Sus pecados le habrán sido perdonados y él ya no se condenará a sí mismo. ¿Cómo podría entonces condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar? M.18.4
Cada pensamiento amoroso es verdad. El resto es una petición de sanación y de ayuda, sin importar la forma que tome…Niégale tu ayuda y no reconocerás la Respuesta de Dios para ti…
La única respuesta apropiada hacia un hermano es apreciarlo. Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las percibes correctamente son capaces de traer amor a tu conciencia. ¡Cuán simple es, entonces, el plan de Dios para la salvación!… No intentes “ayudar” a un hermano a tu manera, pues no puedes ayudarte a ti mismo. Mas oye sus ruegos que claman por la Ayuda de Dios, y reconocerás de este modo la necesidad que tú mismo tienes del Padre.
Las interpretaciones que haces de las necesidades de tu hermano son las interpretaciones que haces de las tuyas propias. Al prestar ayuda la estás pidiendo, y si percibes tan sólo una necesidad en ti serás sanado. Pues reconocerás la Respuesta de Dios tal como deseas que ésta sea, y si de verdad la deseas, ciertamente será tuya. Cada súplica a la que respondes en el Nombre de Cristo acerca más a tu conciencia el recuerdo del Padre. En interés de tu propia necesidad, pues, oye toda petición de ayuda como lo que es, para que Dios pueda responderte a ti… La separación es únicamente la negación de la unión y interpretada correctamente apunta a tu conocimiento eterno que la unión es verdad. M-12.1
Dios es alabado cada vez que una mente aprende a ser completamente servicial. Esto, sin embargo, es imposible, a menos que también aprenda a ser completamente inofensiva, pues ambas creencias tienen que coexistir. Los que son verdaderamente serviciales son a su vez invulnerables porque no protegen a sus egos, y, por lo tanto, nada puede hacerles daño. Su espíritu servicial es la manera en la que alaban a Dios, y Él les devolverá las alabanzas que le hagan porque ellos son como Él, y pueden regocijarse juntos. Dios se extiende hasta ellos y a través de ellos, y cunde una gran alegría por todo el Reino. Cada mente que ha sido transformada contribuye a aumentar esta alegría al estar individualmente dispuesta a compartirla. Los verdaderamente serviciales son los obradores de milagros de Dios, a quienes yo dirijo hasta que estemos todos unidos en el júbilo del Reino. Yo te dirigiré allí donde puedas ser verdaderamente servicial, y a quien pueda seguir mi dirección a través de ti. T-4.VII.8
Puedes hacer mucho en favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda piensas de la siguiente manera:
Estoy aquí únicamente para ser útil.
Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar. T.1.V.A.18La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que ellos se comportasen contigo. Esto significa que tanto la percepción que tienes de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. La Regla de Oro es la norma del comportamiento apropiado. Tú no puedes comportarte de manera apropiada a menos que percibas correctamente. Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él, así te comportarás contigo y con él. Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la santidad de los demás. T-1.III.6
Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos… Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido, éste se convierte en tu hermano. T-1.III.7
La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que sus errores sanan con la Expiación. Cuando aceptas esto, tu mente sólo puede sanar. T-2.V.5
Todo poder es de Dios. Tú puedes recordar esto por toda la Filiación. No permitas que tu hermano se olvide, pues su olvido es también el tuyo. Pero cuando tú lo recuerdas, lo estás recordando por él también porque a Dios no se le recuerda solo. Esto es lo que has olvidado. Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios. Pues te olvidaste de tus hermanos y de Dios, y la Respuesta de Dios a tu olvido es la manera de recordar. T-12.II.2