Mansedumbre

Mansedumbre: aquellos que han renunciado al juicio y a la condenación han encontrado fortaleza y seguridad en la mansedumbre. Es su mansedumbre la que da la bienvenida a toda persona con quién se encuentra. 

 “La única seguridad radica en extender el Espíritu Santo porque a medida que ves Su mansedumbre en otros, tu propia mente se percibe a sí misma como totalmente inofensiva. . Una vez que puede aceptar esto completamente, no ve necesidad alguna de protegerse. La protección de Dios alborea entonces sobre ella, asegurándole que está perfectamente a salvo para siempre. Los que están perfectamente a salvo son completamente benévolos. Bendicen porque saben que son benditos. Desprovista de ansiedad, la mente es totalmente benévola, y puesto que extiende caridad, es también caritativa. La seguridad no es otra cosa que la completa renuncia al ataque.” T-6.III.3

“Verás entonces a tu hermano en la gloria, y entenderás qué es lo que realmente llena la brecha que por tanto tiempo pensaste que os mantenía separados. Ahí, en lugar de ella, el testigo de Dios ha trazado el dulce camino de la bondad para que el Hijo de Dios lo recorra. A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus ilusiones. Mediante tu regalo de libertad te liberas tú.” T-29.III.3.10

“El júbilo es el resultado inevitable de la mansedumbre. La mansedumbre significa que el miedo es ahora imposible. ¿Qué podría entonces obstaculizar el júbilo? Las manos abiertas de la mansedumbre están siempre colmadas. Los mansos no experimentan dolor. No pueden sufrir. ¿Cómo no habrían de ser felices? Están seguros de que son amados y de que, por lo tanto, están a salvo.El júbilo va unido a la mansedumbre tan inevitablemente como el pesar acompaña al ataque.” M-4-V.1

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