Indefensión

Indefensión: la seguridad reside en dejar caer nuestras defensas que solamente enmascaran nuestros miedos y mantienen un muro entre nosotros. Las defensas actúan contra lo que se defiende y siempre están justificadas. Las defensas solamente justifican el miedo al ataque que el ego siente. Deponer las armas brinda abertura, paz, inocencia y seguridad dónde antes había miedo y peligro. Estamos desmantelando los muros que construimos para mantenernos separados los unos de los otros. 

“La indefensión es fortaleza. Da testimonio de que has reconocido al Cristo en ti. Tal vez recuerdes que el texto afirma que siempre eliges entre la fortaleza de Cristo y tu propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. La indefensión jamás puede ser atacada porque reconoce una fuerza tan inmensa, que ante ella, el ataque es absurdo, o un juego tonto que un niño cansado jugaría cuando tiene tanto sueño que ni se acuerda de lo que quiere.” Libro Ejercicios 153.6

“Tú no has perdido tu inocencia. Y eso es lo que anhelas; lo que tu corazón desea. Ésa es la voz que oyes y la llamada que no se puede ignorar. Ese santo Niño todavía sigue a tu lado. Su hogar es el tuyo. Hoy Él te da Su indefensión, y tú la aceptas a cambio de todos los juguetes bélicos que has fabricado. Y ahora el camino está libre y despejado, y al final de la jornada puede por fin vislumbrarse. Permanece muy quedo por un instante, regresa a tu hogar junto con Él y goza de paz por un rato.” Libro Ejercicios 182.12

“Cuando se abandonan las defensas no se experimenta peligro. Lo que se experimenta es seguridad. Lo que se experimenta es paz. Lo que se experimenta es dicha. Lo que se experimenta es Dios.” M – 4.VI.1.11