Enseñar Paz

Enseñar Paz. El camino hacia la paz es mediante el perdón, que elimina los obstáculos para lograrla. Si quieres la paz de Dios, todo lo que interfiere con ella ha de ser deshecho. Los estudiantes de Jesús en Un Curso de Milagros están con él y enseñan Su paz en cualquier tentación de percibir conflicto. La paz se extiende de ellos atrayendo a otros a que se unan en esta paz. 

 “La única manera de tener paz es enseñando paz. Al enseñarla, no puedes sino aprenderla, pues no puedes enseñar aquello de lo que todavía te disocias. Sólo así podrás recobrar el conocimiento que desechaste. Para poder compartir una idea, primero tienes que disponer de ella. Dicha idea despierta en tu mente mediante la convicción que nace de enseñarla.” T.6.III.4

 “Bendito seas tú que enseñas esto conmigo…Enseña paz conmigo, y álzate conmigo en tierra santa…No pienses que no puedes enseñar Su perfecta paz. No permanezcas afuera, sino únete a mí adentro. No dejes de cumplir el único propósito al que mi enseñanza te exhorta. Devuélvele a Dios Su Hijo tal como Él lo creó, enseñándole que es inocente”. T-14.V.9

¡Que la paz sea, pues, con todos los que se convierten en maestros de paz! Pues la paz es el reconocimiento de la pureza perfecta, de la que nadie está excluido. Dentro de su santo círculo se encuentran todos los que Dios creó como su Hijo. El júbilo es su atributo unificador, y no deja a nadie afuera solo, sufriendo el dolor de la culpabilidad. El poder de Dios atrae a todos hacia la seguridad que ofrece su regazo de amor y unión. Ocupa quedamente tu puesto dentro de círculo, y atrae a todas las mentes torturadas para que se unan a ti en la seguridad de su paz y de su santidad.” T-14.V.8

 “La paz que Él ha depositado, muy hondo dentro de ti y tu hermano, se extenderá quedamente a cada aspecto de vuestras vidas, rodeándoos a ambos de radiante felicidad y con la sosegada certeza de que gozáis de absoluta protección. Y vosotros llevaréis su mensaje de amor, seguridad y libertad a todo aquel que se acerque a vuestro templo, donde la curación le espera. No tendréis que esperar para darle esto, pues le llamaréis y él os responderá, reconociendo en vuestra llamada la Llamada a Dios. Y vosotros lo albergaréis y le daréis descanso tal como se os dio a vosotros.” T-19.IV.1.6

 “Si quieres paz tienes que abandonar el maestro del ataque. El maestro de la paz nunca te abandonará…Teniendo siempre presente tu perfección, Él le da el don de la paz a todo aquel que percibe la necesidad que tiene de ella y que desea alcanzarla. Hazle sitio a la paz, y ésta vendrá. Pues el entendimiento se encuentra en ti, y la paz procede inevitablemente de él.” T-14.XI.14